Los guisos de lentejas
El episodio bíblico que narra la renuncia a la primogenitura que hizo Esaú en favor de su hermano porque éste le ofreciera un plato de lentejas confirma la antigüedad culinaria de esta legumbre, tan estimada por el pueblo hebreo, cuyo cultivo se remonta a tiempos muy pretéritos, como así lo atestiguan restos de la Edad del Bronce y otros, de origen egipcio, datables en unos dos mil años a. de C.
Asturias, como prácticamente todo el norte peninsular, no es tierra productora de lentejas. Los asturianos —resulta lógico suponerlo así— debieron acostumbrarse a su consumo como consecuencia de sus salidas a Castilla-León, Extremadura y Castilla-La Mancha para, pasado el tiempo, incorporarlas a su cocina popular. Incorporación que debió ser muy lenta y posiblemente no demasiado bien aceptada, quizá por lo que dice el refranero:
- Lentejas; si las quieres las comes y si no las dejas.
- Lentejas, comida de viejas.
o porque su importación-adquisición era menos rentable que la de los garbanzos, siempre mejor considerados y cotizados a precios mayores. Prueba de ello es que son muy pocos los libros que asignen carácter de asturianía a los diversos guisos de lentejas, tan frecuentes —antaño y hoy— en los hogares asturianos.
Y, sin embargo, ¡cuánto ayudaron a la alimentación de las gentes! Preparadas en variedad de modos (guisadas, estofadas, con arroz, con patatas...), posiblemente se lleven los mayores honores los guisos de lentejas con chorizo; un delicioso plato popular, económico, nutritivo, apetitoso y apetecible.